Vivo en un pozo, en el que un día me tiraron.

O decidí tirarme.

No hay luz, ni espacio.

He aprendido que aquí no hay lugar para nadie más.

Anhelé que alguien cayera conmigo, pero con el tiempo entendí que no cabía.

Además no podía confiar en que si venía, me sacaría de aquí, y yo ya estoy seguro y a salvo en mi pozo.

Vivo en un pozo.

El agua, que en un primer momento amortiguó mi caída, hoy no es más que un vestido, uno de esos que te pones cuando no quieres que nadie te vea, cómodo, porque lo has llevado siempre, pero anclado a un sitio o lugar.

Vivo en un pozo.

Y cuando los rayos del sol entran, quiero pensar que hay algo más ahí arriba, pero alguien viene y se lo lleva, o se va porque sabe que no me atrevo.

Vivo en un pozo.

Donde mi entorno frío seca mis lágrimas, donde mis gritos se ahogan al agitar la poca agua que queda, donde las piedras hacen de compañero mudo y sordo, donde mis barbas mojadas no quieren ya afeitarse.

Vivo en un pozo.

Y sueño. Y despierto y me duermo. Y me levanto y es de noche.

Siempre la misma estrella, quiero ir a buscarla pero prefiero esperar, ir más hondo y encuentro una cueva.

Hay luz.

Vivo en una cueva.

Nunca es tarde, SIEMPRE es AHORA.

Un abrazo mágico,

Vicente

Deseo que os haya gustado, me gusta compartirme con vosotros.

Gracias por compartiros a través de comentarios y/o correos electrónicos.

Gracias por leerme.

Pin It on Pinterest

Share This